Freddie Mac y Fannie Mae dijeron...Buenas tardes.
Durante el período llamado por los historiadores de las Primarias y las Legislativas, el arte del tiro con arco adquirió un esplendor inigualable. Las baladas campesinas contaban increíbles hazañas de arqueros que habían conseguido asaetear objetivos situados en la otra esquina del mundo -naturalmente, quien propalaba tales relatos era el propio tirador.
Un ejemplo de la perfección técnica lograda era el llamado Tiro en Parábola de Plano Horizontal Para Derribar a los Perseguidores, mas conocido por su denominación abreviada: El Patinazo Propio que le Endosamos a la Oposición por Todo el Morro. Era un ejercicio fundamental en los exámenes de ingreso a La Horda Imperial Desbandada.
El efecto que los arqueros de P´soe imprimían a los proyectiles permitía que estos dieran la media vuelta, siempre en trayectoria paralela al suelo, y alcanzaran a las filas enemigas que los acosaban por retaguardia.
Tan espectacular pericia también fue adoptada por los malvados arqueros de la Secta de la Gaviota Azul, pero con resultados desastrosos para las tropas propias: se olvidaban de que, cuando el tirador efectuaba el disparo, todos debían echarse cuerpo a tierra.
Enlace al comentario en el Blog de Santiago González
Durante el período llamado por los historiadores de las Primarias y las Legislativas, el arte del tiro con arco adquirió un esplendor inigualable. Las baladas campesinas contaban increíbles hazañas de arqueros que habían conseguido asaetear objetivos situados en la otra esquina del mundo -naturalmente, quien propalaba tales relatos era el propio tirador.
Un ejemplo de la perfección técnica lograda era el llamado Tiro en Parábola de Plano Horizontal Para Derribar a los Perseguidores, mas conocido por su denominación abreviada: El Patinazo Propio que le Endosamos a la Oposición por Todo el Morro. Era un ejercicio fundamental en los exámenes de ingreso a La Horda Imperial Desbandada.
El efecto que los arqueros de P´soe imprimían a los proyectiles permitía que estos dieran la media vuelta, siempre en trayectoria paralela al suelo, y alcanzaran a las filas enemigas que los acosaban por retaguardia.
Tan espectacular pericia también fue adoptada por los malvados arqueros de la Secta de la Gaviota Azul, pero con resultados desastrosos para las tropas propias: se olvidaban de que, cuando el tirador efectuaba el disparo, todos debían echarse cuerpo a tierra.
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