viernes, 5 de noviembre de 2010

Freddie Mac y Fannie Mae dijeron...

Buenos días.

El pueblo no era feliz, a pesar de los esfuerzos del Dichoso Gobierno del Emperador Afortunado y Satisfecho.
Una de las fuentes de desdichas más importantes era la prelación en los nombres de los súbditos, regida hasta el momento por la costumbre de consultar a los ancestros mediante chamanes venidos de Siberia.
-Me ha nacido un hijo, reverendo ¿cómo ha de llamarse?
- Trae las botellas de maotai, que ahora te lo digo.
Antes de entrar en coma etílico, el vidente comunicaba la decisión de los antepasados. Era evidente que la respuesta obtenida por este procedimiento pocas veces satisfacía a los progenitores.
- Alto Loto Carmesí, hemos de resolver este problema de los nombres, que hace infelices a vuestros siervos porque impide que tengan trabajo y alcancen cotas de productividad que levanten el PIB de una puta vez - informó el Sumo Luchador de la Justicia.
El Emperador meditó unos instantes. Así habló:
- Punto número uno: que vaya Ma Ri The Pilar Fundamental al Consejo de Sabios Pasados de Fecha a ordenar la felicidad por decreto. Punto número dos: que el registrador del nombre pinte los ideogramas más bonitos y que armonicen mejor entre sí, si no le gusta los que da el chamán.
- ¿Y si los padres no están de acuerdo con el registrador, sire?
- Que consulten ellos también a los ancestros, pero con vino de lagarto.

Enlace al comentario en el Blog de Santiago González

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